jueves, 20 de agosto de 2015

El Estigma de Ser una Mamá que Trabaja


Antes que nada quiero decirles que no es mi objetivo  señalar a las mamás que se quedan en casa o definir que es lo que esta bien y lo que esta mal. Este es solo mi punto de vista basado en lo que a mi me ha tocado vivir desde que trato de combinar el ser madre y esposa con una carrera profesional.
Me crié dentro de una familia con un liderazgo femenino muy marcado donde desde niña me enseñaron a ser independiente y donde la educación era primordial para lograrlo. Con esfuerzo me pagaron una de las mejores universidades de México y esa fue la mejor herramienta para la vida que pudieron darme. Una vez que me casé y que tuve a mi primer bebé noté que el discurso hacia las mujeres cambia drásticamente. Empecé a ser cuestionada sobre mi decisión de seguir trabajando vs. quedarme en casa. Para empezar yo no creo que las mamás que trabajamos no somos madres de tiempo completo por que de 9 a 5 no dejamos de serlo. Es nuestra esencia, nuestros hijos siempre van primero y nos las arreglamos como podemos pero las prioridades las tenemos siempre bien claras.
Pareciera que le estamos dando a las niñas un mensaje contradictorio por que las criamos con la mentalidad de ser mujeres independientes y exitosas, pero sólo hasta que se conviertan en madres por que después habrá que “sacrificarlo” todo por le bien de la familia y serán juzgadas en caso de tener más aspiraciones en la vida.
No les voy a mentir, eso de que “puedes tenerlo todo” no es verdad. No existe una receta para alcanzar el balance perfecto entre familia-maternidad-trabajo. Es un largo y caótico camino donde aprendes a malabarear con todas las responsabilidades que tienes. Y algo siempre va a salir mal, pero te levantas y sigues adelante.
El concepto de una familia tradicional en México donde el esposo es el proveedor y la esposa se queda en casa exclusivamente a criar a los hijos a cambiado. El hombre y la mujer actúan más como socios siendo ambos responsables por la crianza, economía y bienestar general de la familia. Los hombres cambian pañales y las mujeres pagan las cuentas también, los roles son intercambiables. Puedes ser mamá y tener aspiraciones profesionales o bien tienes que trabajar para sostener a tu familia. En ambos casos es completamente respetable y no tendíamos que ser juzgadas por ello.
He sido criticada por mandar a mi hija a la guardería a los 3 meses (un amigo alguna vez me citó un estudio que decía que la causa de violencia en los niños pareciera estar conectada al ir a la escuela desde muy pequeños), acusada de ser materialista por no conformarme con vivir con el sueldo de mi marido y hasta me decían que les daba pena que no pudiera tener mas hijos por que de plano no veían como tendría el tiempo de hacerlo (antes de tener a mi segundo bebé).
Te levantas de madrugada, alistas a los niños para el colegio. Después corres a la oficina o a tu negocio y haces que las cosas sucedan de la manera más eficiente (por que para eso nos pintamos solas con el multitasking). Después siguen los playdates, fiestas de cumpleaños, proyectos de la escuela, el ballet, el fútbol, cocinar, limpiar la casa, nuestras obligaciones de esposa y la lista sigue y sigue…al final del día, eres afortunada si tienes 5 minutos para ti sola, pero si eres feliz entones no dejes que nadie te haga sentir mal al respecto.
¿Cómo sabes que estas haciendo un buen trabajo? Cuando veo a mi hija de 3 años creciendo saludable y súper despierta e inteligente jugando a ser una ejecutiva, cuando mi marido celebra conmigo mis logros profesionales o me levanta el ánimo cuando las cosas no salen como espero y nunca pierde la oportunidad de decirme lo orgulloso que está de mi. Esas son las cosas que me fortalecen y me hacen seguir adelante cuando me dan ganas de tirar la toalla. Me siento orgullosa de que mi esposo y yo le estamos inculcando a nuestros hijos una mentalidad distinta donde les enseñamos a luchar y trabajar por sus sueños.
El quedarte en casa o regresar a trabajar es una decisión muy personal. No dejes que las críticas te afecten y te hagan quitar la vista del maravilloso trabajo que estas haciendo como madre y como mujer. Si funciona para tu familia sigue adelante, si no, no pasa nada. Al final del día es TU decisión, no dejes que nadie te diga lo contrario. 

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